Casualidades Aliñadas.
La vida en este planeta es una verdadera sucesión de casualidades aliñadas con decisiones que construyen diferentes caminos por los que atravesar aventuras o desdichas. Saber ver en la oscuridad y tener la oportunidad de valorar lo que puedes hacer en esa sucesión de casualidades es de nota, de ser inteligente, de ser sobredotado. La mayoría de las veces me veo como un infantil aprendiz en todo este proceso.
El tener una edad, vivir mil experiencias, sufrir, respirar, ver, sentir, revolotear, meter la pata y llevar el peso de tu existencia día a día mientras la casualidad te da la chispa necesaria para no perder la cabeza.
No hay manual, no hay trucos, no hay recetas para no equivocarse.
No hay manera de evitar los sueños pasajeros, no hay manera de no tropezar.
No sé el resto de los seres, pero yo como intento de ser humano, soy un ser demasiado engullido por la idea de reflexionar sobre como soy, como estoy, como puedo ser y como quiero estar.
Pasar muchos de estos segundos que llamamos días envuelto por angustias propias o provocadas por otros a veces te hace perder la perspectiva completa de lo que realmente debes hacer. Convertirse en un perfecto anfitrión del negativismo y creer que no puedes adaptarte al clima que se respira en este planeta, un clima lleno de egoísmos que miran sus preciosos ombligos y cogen de ti lo que necesitan sin pensar en que tu alma resulta herida y hundida en ese prestamo.
La verdad, no debería ser así, Yo no debería ser así.
Buscas fotos del mañana y las acabas olvidando por ser de ayer. Bebes de las gotas que caen hoy de esta rama y te fijas bien para no caer. Ves que el sol sale para todos y que para todos se oculta también. Siempre vuelves a amanecer, aunque puedas tropezar, siempre miras hacia arriba y ves pasar el vértigo de los días pasados.
La música, la que suena a través de las ondas rítmicas. La música, la que suena a través de las voces de personas que afortunadamente sí te valoran. La música en definitiva hace el milagro, mi milagro.
Dicen que soy, dicen que valgo, dicen que estoy... yo necesito que lo digan para que yo deje de decir nada, de decir no. De tanto callar, no digo nada. Ahora me toca decir.
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U2
Toe*
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