Él mató a un policia motorizado pero lo dejó bien vivo.

PRE-

La vida no nos deja mucha escapatoria posible, el tiempo vuela y las cosas que quieres hacer casi nunca las puedes completar. Es por esto que la música es sexy, poderosa... convincente e ilusionista.
Tachenko ya estaba plantado en el escenario. Con su gran altura pop donde se conjugan años de carrera inmaculada, salpicados de pequeños grandes himnos de la canción popular que acarician con guitarras y dan más fuerza que cualquier bebida energética conocida o aun por conocer.
Corto pero suficiente, eléctrico pero suave, sudoroso y contenido comienzo de una noche que casi llenaba la sala But de Madrid.

DURANTE

Él mató a un policia motorizado (ELMATO a partir de ahora) es un ser con cinco cabezas que lleva unos años trayendo la Argentina alternativa a la palestra de un mapa ansioso de propuestas nuevas, o tal vez no tan nuevas, pero sí frescas y descaradas. Algo que rompa los equilibrios y las líneas medidas hasta la suciedad por casi todos los grupos y que provoque shock y contundencia.
En este mundo peligroso tenemos que estar juntos.
El magnetismo de la banda es silencioso, turbador, atmosférico, oscuro... como dentro de un caparazón que empieza a abrirse según te acercas a sus sonidos, que especialmente en directo, cobran vida o mejor dicho se cobran la vida, a base de riffs poderosos y una voz peculiar y singular.
La dinastía de ELMATO luce profundamente impactante en directo. Tus oídos no pueden evitar el desenlace de unas canciones que crecen y crecen sin parar a tal volumen que hasta las estrellas más lejanas pueden escuchar con claridad (los fans de la banda a este lado del charco cuentan con un exquisito puñado de estrellas patrias).
Es la fiesta que te prometí.
Y el miedo a lo desconocido (por lo menos un servidor no conocía demasiado al grupo) se torna fiesta cuando empiezas a sentirte cómodo en la particular galaxia de estos chicos. Una galaxia gobernada por dos guitarras atronadoras y una base rítmica aplastante, donde el piloto canta desde lo más profundo de un sí mismo que casi esconde de principio a fin, pero que ruge poderoso desde la primera a la última canción.
Así, de primeras, ya estaba compuesto con mi traje espacial para que ELMATO me dieran en una hora y poco esa nueva droga que abracé como si fuera un niño pequeño descubriendo su primer juguete.
No importa, es más cómodo así.
Exacto, esa barrera se rompe y el espacio espacial se abre de par en par para escuchar esta propuesta que bebe del rock y del noise, con letras cortas pero cargadas de un peso extra que en la sala se alzan por encima de cualquier ambiente posible, llenan y sobrecogen gracias a la actitud pasional de los componentes de ELMATO.
Gritos toda la noche, el vecino y un cuerpo. 
El vecino de América del Sur resulta que tiene cuerpo, sustancia, grita a los cuatro vientos que sus canciones bellas y fuertes son eso precisamente, bellas y fuertes. No te quedas indiferente, este noise tiene "punch" y sabe donde dar duro.
Chicas que van y vuelven, drogas nuevas, navidades en cualquier galaxia, mujeres que son delitos y delitos que caminan por tierras... las fuerzas que se juntan para hacer de todo terror algo mejor, único y rompedor para que todo lo que ves, sea nuestro.
Ahora somos nuevos creadores de rocanrol, tranquilos, todo va a estar más o menos bien. 
Más o menos bien.
Hasta cuerdas cambiaron, sobre todo esas que marcan el tiempo de un concierto intenso, rugiente (es que esa es la palabra, de verdad) donde casi no te da tiempo a respirar pero si momentos para pensar, disfrutar y sacar del grito lo que necesitas para convertir tu día en una eternidad de buenas vistas.

POST-

Soy un convertido más, un nuevo amigo que dice que todo va a estar más bien ahora, que las preocupaciones por eso de que las cosas son inertes en la música no son ciertas cuando todavía voy a un concierto donde dejarme sorprender es gratamente obligatorio.

Toe mató a un policía motorizado.

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