Para qué me hace falta comprender todo si tengo a Rufus T Firefly

No sé muy bien qué significa Rufus T. Firefly. 
No sé muy bien qué significa Nueve. 
No sé muy bien qué significa Lie E8 o Pompeya, no sé muy bien qué significa que ellos cinco hicieran que la Sala Caracol de Madrid entrara en un trance total, absoluto y grandioso.

Si este conjunto nunca fue vacío, el ahora de Rufus pasa por seguir siendo Rufus. 
Da igual que ahora sean más "conocidos" o reconocidos, da igual que llenen salas más grandes o que los festivales acudan a su puerta. Da igual que cada día más gente se enganche a lo que ellos lanzan al mundo tan profundamente. Y esa, tal vez, sea su mejor virtud.

El sábado lucieron, irradiaron, contagiaron y destrozaron todas las leyes habidas y por haber. La sala estaba preparada al milímetro: sus nervios, los arreglos, su gran equipo, ellos cinco... todo giraba en torno al inicio REAL del nuevo escalón gigante de RTFF. Todos lo sabíamos, ellos lo sabían. 

Lo más inusual de Rufus es que su imaginario siempre ha sido único, tan único que les ha entrecerrado puertas durante una gran carrera de fondos que ahora solo ve cielos, cielos que se despejan a base de conciertos honestos, llenos de garra y canciones catastróficas para bien. 

El sábado se soltaron todo el nuevo disco prácticamente al completo, no en vano, es su niño mimado, Ese que actualiza un mundo singular donde cenizas curan heridas, metrópolis engullen problemas y el caos del dolor abre siempre una pequeña luz a la esperanza, a ser uno mismo y no convertirse en uno de ellos.

Manu Cabezalí, su mano derecha que guía y da forma y la nueva conversa Zahara que arrima su preciosa voz para dar un punto más de luz, lo saben. Martí lo sabe, Mucho más, lo comparte. Todos los que allí abajo subíamos con cada canción, ahora, también lo sabemos.

Personalmente, creo que RTFF no son una promesa, no son una revelación... yo pienso desde el minuto uno que les conocí, que simple y complejamente SON. Defienden su alma, protegen su ser más interior y disparan al exterior todo eso en forma de sentimientos pulsados. A mí me tocaron, hicieron mi vida un paréntesis rico e ilimitado donde emocionarme no es una probabilidad, es un derecho obligatorio. El pasado sábado me reciclaron una vez más, me abrazaron y me zambulleron en algo que a veces no sé muy bien que es, ni falta que hace... ¿para qué me hace falta comprender todo si tengo a Rufus T. Firefly?

Gracias Jul, Sara, Alberto, Charly y Vic por hacer que mi conocimiento, por fin, se convierta en sentimiento.

Toe








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