KENEDY, con las botas puestas.

Madrid 4 de Mayo 2013

Hay ciertos aspectos dentro de esto del mundillo musical (por denominarlo de alguna manera) que jamás de los jamases me hubiera atrevido a pensar posibles en mi vida ordinaria. Quizás la emoción más bonita de la música es compartirla ya que aunque la puedes disfrutar en solitario (modelo onanista), siempre se le saca todo el provecho y  felicidad cuando la nota musical es compartida.
Bien los hechos aquí abajo relatados van a versar sobre ello, sobre el compartir música, música de la buena.
En noviembre del 2011 conocí a kenedy. En una sala de no.conciertos llena hasta los topes y después de un concierto épico de Noel Gallagher, pude colarme en su mundo de forma breve (tres canciones finales) y quedarme totalmente prendado del heroicismo encendido de los sevillano-pamploneses. Desde ese momento (gracias Ani y gracias Antonio) les he seguido la pista, los pasos, un honky tonk, un festival jiennense y un estupendo nuevo EP hasta la fecha del cuatro de mayo. Hasta este punto y seguido puedes pensar que es algo habitual en mí, me encanta un grupo y les "persigo" por los caminos del señor y de las redes sociales y sobre todo en directo. El pasado sábado fue distinto... y divertido como nunca. 

La oportunidad de conocer y charlar a los grupos que te gustan es única. Más única aun cuando los individuos en cuestión, son personas que entregan toda su pasión, buen humor, arte, euros y huesos en pro de lo que verdad sienten. En el caso de los kenedy, también añadiremos su ingenio y desparpajo en el trato personal y su destreza para convertir un rato de cañas antes de un concierto en momentos de otro calibre.
Creo que resumir todo ese puñado de risas es casi imposible (y no quiero dar demasiada envidia), pero os diré que charlar sobre vida, música, artes escénicas y demás grandes éxitos, fue el aperitivo perfecto antes del concierto en el búnker Costello del centro de Madrid.
Con el 3G descubierto pero con todos nuestros sentidos alerta (las cañas solo los habían agudizado), nos preparábamos para disfrutar de esa hora y pico que nos iban a regalar a modo de bomba atómica. Los temas de kenedy tienen un empaque especial, arreglos intensos, coros embaucadores y ritmos que te susurran con dulzura que la peor de las muertes puede ser un beso tierno. Sin embargo es en directo donde estas canciones redondas se sueltan las ataduras, te cogen de la mano y te sacuden mientras bajas por la montaña rusa de la épica.
[PAUSA]
No os he dicho lo más importante de la noche. Wait. 
Compartir es un proceso difícil. Los gustos musicales a veces son diferentes y sobre todo no se pueden asemejar al cien por cien. Por esa razón, cuando consigues pasar músicas que te emocionan a otras personas que se quieren dejar emocionar, la satisfacción de compartir es plena. El sábado pude disfrutar de esa sensación, estar acompañado de esas personas que se han atrevido a escuchar con oídos repletos de interés y que se dejan emocionar por la música en su estado primario, el directo.
[FIN DE PAUSA]
Caballos desbocados, el general Custer rodeado de indios enfurecidos buscando venganza y la metodología bien clara: Moriremos con las botas puestas. En una noche de puente madrileño, kenedy se lanzaron a la carga ante un público quizás corto de efectivos, pero que sobrepasaba en intensidad y volumen la extensión de las praderas más pintonas de los States. Este nivel de "kamikazes Custer" les llevó por todo el recorrido de sus dos eps con un paso firme y arrebatador, tan taladrador como suave y además nos enseñó nuevos senderos hacia un posible tercer ep con canciones aun casi sin titular intercaladas con sus más reconocidas. 
Dejaron que la caballería nos rescatara del naufragio más doloroso: el amor, mientras que mirando la luna uno puede pensar que perderse en lo salvaje es la única manera de volver a respirar. Y es que algunos cuentos se repiten una y otra vez no sin antes dejarte claro que los que nos quedamos, los que aguantamos, los que morimos con las botas puestas, tenemos el cielo ganado y la oportunidad aprovechada. (Take the chance, nuestra favorita, que incluso nos dedicaron!).
Batalla acabada, la noche ha caído sobre nosotros. Somos ganadores, hemos resistido el empuje de los indios, tenemos las botas puestas y nos llevamos la rabia de kenedy en nuestras alforjas de los gigantes instantes. Un concierto brutal, sin concesiones, a todo galope pero conducido con maestría por estos chicos que entre abrazos y risas nos aseguraban que lo habían pasado tan bien como transmitían. El éxito no lo mediremos en números, ni en euros, ni en coros disparados... lo mediremos en caras satisfechas, oídos que retumban y sobre todo en sonrisas que van cargadas de lo que verdad cuenta, música de la buena.

GRACIAS KENEDY, GRACIAS MÚSICA y sobre todo gracias a vosotros, esas personas que me comparten el alma y la risa musical.

Toe.

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