Reflexionar-me o cómo luchar contra la ironía de la vida
El placer se puede comprar pagando con dolor...
Esta frase de un tema de Sidonie me sirve para argumentar hoy, 1 de Septiembre de 2009, una de mis teorías que tengo desde siempre y que una y otra vez se cumple sin poder remediarlo.
Esta teoría (o tontuna, depende como lo veas) es bien sencilla, por cada momento de felicidad (o si tienes suerte, periodo de buena suerte) hay otro momento o momentos de tristeza.
Sí, ya sé que no todo es un camino de rosas y todo eso bla bla bla, sin embargo está comprobado que cuando tienes ese instante de felicidad (momento en realidad) que tienes la suerte de compartir (recuerda "los momentos son felices sólo si son compartidos"), es porque has tenido o tendrás (después) un momento de mal rollo, tristeza, rabia o simplemente un "me cagüen!!" que te hará plantearte una vez ese dilema existencial: Vale la pena el placer, la felicidad, la risa (en su efímera presencia), si para que ocurra eso tengo que pasar por "un mal trago"?
La respuesta como es obvio, no la tengo, ni la he tenido nunca, siempre depende de la visión que tengas del tema, puedes decir que siempre merece la pena o, por el contrario, puedes decir que no vale la pena porque el dolor no compensa nada.
Ya sé que esto puede sonar a rayada post-vacaciones, qué coño!, puede ser que así sea, pero la cuestión es siempre esa y una y otra vez me lleva a la misma conclusión: la felicidad no existe, son solo momentos y esos momentos hay que aprovecharlos, algunas veces verás la botella medio llena y otras medio vacía pero creo que lo que importa es el viaje no el destino.
Espero que esto te haga pensar, o te ayude, o te haga pasar (espero que no gastar) algo de tu tiempo y me dejes un comentario, un consejo, una respuesta o un simple "Ya lo sabía".
En fin me despido de ti por ahora, seguiré reflexionando-me y buscando la sonrisa de pies ligeros para seguir echándole ganas a la ironía de la vida.
Esta frase de un tema de Sidonie me sirve para argumentar hoy, 1 de Septiembre de 2009, una de mis teorías que tengo desde siempre y que una y otra vez se cumple sin poder remediarlo.
Esta teoría (o tontuna, depende como lo veas) es bien sencilla, por cada momento de felicidad (o si tienes suerte, periodo de buena suerte) hay otro momento o momentos de tristeza.
Sí, ya sé que no todo es un camino de rosas y todo eso bla bla bla, sin embargo está comprobado que cuando tienes ese instante de felicidad (momento en realidad) que tienes la suerte de compartir (recuerda "los momentos son felices sólo si son compartidos"), es porque has tenido o tendrás (después) un momento de mal rollo, tristeza, rabia o simplemente un "me cagüen!!" que te hará plantearte una vez ese dilema existencial: Vale la pena el placer, la felicidad, la risa (en su efímera presencia), si para que ocurra eso tengo que pasar por "un mal trago"?
La respuesta como es obvio, no la tengo, ni la he tenido nunca, siempre depende de la visión que tengas del tema, puedes decir que siempre merece la pena o, por el contrario, puedes decir que no vale la pena porque el dolor no compensa nada.
Ya sé que esto puede sonar a rayada post-vacaciones, qué coño!, puede ser que así sea, pero la cuestión es siempre esa y una y otra vez me lleva a la misma conclusión: la felicidad no existe, son solo momentos y esos momentos hay que aprovecharlos, algunas veces verás la botella medio llena y otras medio vacía pero creo que lo que importa es el viaje no el destino.
Espero que esto te haga pensar, o te ayude, o te haga pasar (espero que no gastar) algo de tu tiempo y me dejes un comentario, un consejo, una respuesta o un simple "Ya lo sabía".
En fin me despido de ti por ahora, seguiré reflexionando-me y buscando la sonrisa de pies ligeros para seguir echándole ganas a la ironía de la vida.
Comentarios
que grande eres Toe!!!
beso
(Buf...segundo párrafo, ya seguro que estoy rayando xD)
Pero, al igual que el oso que come, come y recome y se lo pasa en grande comiendo para aguantar el frío y aburrido invierno, nosotros vivimos los momentos felices para llenarnos en el instante en que los vivimos y, ¿por qué no? para que cuando lleguen malos tiempos tengamos algo con lo que reconfortarnos.
Digo yo :D