Viajar físicamente y abandonar durante un tiempo tu lugar de residencia humana habitual te permite cambiar el enfoque, que no la perspectiva, de la vida que normalmente llevas. Las circunstancias te llevan a otro lugar desconocido donde poder desenrutinarte y airear los pensamientos y vivencias vividas y acumuladas durante el periodo de tiempo anterior. Ver las cosas ocurridas en otro idioma diferente al que sueles hablar, poner distancias y dejar pesos muertos atrás, tal vez, para siempre, tal vez, aparcados de momento y abrir tu mente a influencias nuevas y palabras de otros sabores. Cambiar el enfoque, echar de menos, echar de más, querer quedarte, querer volver y sobre todo pensar en todo lo que ya queda atrás y lo que se asoma por delante, ese delante del cual no tienes la más remota idea de donde te va a llevar. En todos estos días, he visto lugares nuevos, he oído palabras nuevas, he sentido sentimientos diferentes, he comido platos deliciosos y he intentado cambiar el enfoque d...