Aluciné, floté y viajé muy lejos o cómo Sidonie está a mil años luz de todo.
Confieso, soy de esos pocos seguidores incondicionales de Sidonie, esos que somos fans desde que Chema Rey los puso en el Bulevar cuando aún eran maqueteros y sonaban totalmente marcianos en la escena española. El pasado jueves, en el circo Price de Madrid, se reafirmaron como marcianos, marcianos inflamados de psicodelia atemporal.
Llegar a ver a los Mucho se convirtió en tarea imposible, el tráfico de Madrid nos hizo la trece catorce y solo nos permitió disfrutar de 2 temas y medio. No por brevedad disminuyó mi emoción al ver a estos 4 grecolatinos (creo que es la séptima vez que los veo este año) quemando el escenario del price con sus hijos del mal, la casa en pie (mi corazón en pie) y corre mi reloj con final apoteósico que dejó toda la sala totalmente ardiendo y preparados para lo que a la postre sería, un conciertazo de los tres barceloneses marcianos.
Poco nos hicieron esperar Sidonie, a oscuras salía el bueno de David, guitarrista de apoyo, para hacer arrancar los ruiditos que nos anunciaban que Alma de Goma comenzaba el viaje sideral. Los tres salieron a la vez elegantemente ataviados y disparando una buena ráfaga de los temas que componen y construyen el Fluido García, quizás uno de los mejores discos nacionales de los últimos años (sí, me atrevo a decir bien alto).
En la pista, el ambiente inmejorable y expectante por ver como sonaban los nuevos temas y ansiando escuchar también piezas geniales como on the sofa, feeling down, standing together, costa azul... joyas en definitiva de una carrera que Sidonie llevan con un criterio acertado y verdaderamente acojonante.
Créeme que ver la interpretación de Bajo un cielo azul, fue casi una experiencia religiosa de 10 minutos, colando en la parte central la maravillosa Silvia y terminando con unas armonías vocales dignas de los mejores grupos sesenteros.
A mil años luz me dejó tan noqueado y extasiado que quizás no puedo ni explicarlo en palabras, tienes que vivirlo en primera persona, y punto.
Podría alargarme más en detalles tipo crónica estándar pero prefiero compartir mis emociones contigo, que es lo que mejor se me da.
Aluciné, floté y viajé muy lejos. Tuve la sensación de haber tomado una seta alucinógena y contemplar el mundo, aquel mundo dentro de la pista, con la mente totalmente expansionada. Sidonie hacen lo que hacen porque realmente sienten y disfrutan cada pasito que les lleva a conquistarnos. Este concierto se quedará grabado en mi mente, ataviada con mi traje espacial en color negroni, asegurando que nada es real, pero es mejor mientras dure esta canción, la canción que Sidonie nos trae de su galaxia particular y que nos invita a sacar la psicodelia que a muchos, nos hace latir de placer.
Un día más en la vida, es un día más... pero saber que Sidonie le ponen la banda sonora hace que me sienta libre, feliz, contagiado de cócteles sonoros que me permiten reír, sentir, respirar la música y haceme consciente de que puedo disfrutar de cosas bonitas, en mi mente o en la realidad.
Mil gracias a Mucho, millones de gracias a Sidonie y un besotoe para ti, Semejante.
toe
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