Las Flores Azules de la Fé.
La Fé puede mover montañas dicen... desde hace diez años sabemos que el dicho redicho debe cambiar por un Delafé (y las Flores Azules) mueve montañas. El dúo más alegre, vivaz y movedor de todo el planeta se atrevía a pisar, mejor dicho, deslizar sus pies con polvos de talco, por la capital una vez más. Las Flores Azules con sonrisa convincente, Dani detrás de los cachibaches con manzanas, una doble batería y una guitarra levitadora disponían las piezas exactas para empezar el juego.
La sala estaba abarrotada con caras ya sonrientes, no en vano los asistentes ya se saben lo que pasa en los conciertos de DFA: risas, bailes, letras juguetonas, cosquillas en las rodillas, espíritus blandos que no paran de moverse y canciones que no hace falta definir con etiquetas sino con sensaciones, buenas siempre.
DFA que acaban de publicar un "Greatest Hits" con su sello único y remezclado, con todos los temas que inciden en ese incendio de sonrisas y vibraciones positivas que llevan luciendo desde 2004, dedicaron casi dos horas a hacer lo que mejor saben hacer: llevar su Fé de lo Positivo al máximo exponente, es decir, su directo imparable.
Jugando o no con palabras, lo que está claro es que la voz cristalina de Helena y las letras recitadas a velocidad de la luz de un Óscar que literalmente no para, hacen de DFA ese conjunto imposible comparar con cualquier cosa conocida en la música.
¿Y ahora, quieres que te hable del setlist? Como bien puedes imaginar (créeme tu imaginación va a acertar), tuvieron tiempo de mostrar una excelente selección de aquello que podemos denominar "polvos mágicos".
Y es que hay dos cosas imposibles en este directo, una es coger a Delafé en una foto... la otra, recitar todas las letras que juegan con el amor dulce, de esos de las películas que tienen un final feliz, que siempre lejos de quedarse en edulcorado, asoma en todas sus canciones reflejando la personalidad de la propuesta de DFA. Más aun, convierten ese amor en algo que lleva mayúsculas y zapatillas cómodas para no parar de bailar.
No tengas duda, paseamos en primavera con la Juani, charlamos con el espíritu santo, nos repetimos que esto nunca jamás debe parar, besamos a nuestra chica en la playa más bonita, hicimos de la fuerza nuestra energía única y chillamos a los cuatro vientos que sentimos exactamente lo mismo por ti. Cosquillas, sofás, Julio en la onda, verdurita buena... y todos haciendo el indio porque como ellos dicen, vivan las noches... sobre todo si son como esta.
La Fé que no debe llevar tilde ya, puesto que es un monosílabo, pero que en manos y corazón de DFA se convierte en un empuje que lucha por echar raíces indestructibles en la música de un país negro muy necesitado de azules brillantes que hagan de la luz del este, del oeste, del norte o del sur... un faro que sea capaz de llevar a buen puerto cualquier empresa que te decidas a realizar.
Dale gas, dádnos gas, porque esto... lo llames como lo llames, no para de sentarnos bien.
Toe.
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