Excusas extrañas o cómo me gusta La Bien Querida
No recuerdo exactamente el día que por primera vez escuché una canción de La Bien Querida. Sí recuerdo con escalofríos que Romancero (2009 Elefant Records) se pasó una temporada larga conmigo durante los meses tras su lanzamiento. Me abrazó con ternura, me cobijó bajo sus alas y me dio fuerzas para afrontar circunstancias vitales. Desde entonces han pasado 7 años (casi los mismos que tiene este blog). Yo, que soy mucho de gustar mucho lo que me gusta mucho, volqué gran parte de mi atención en la carrera para mi peculiar de Ana y David (imposible separarlos). Tanto es así que incluso una tarde de octubre del 2011 conduje hasta Aranjuéz para ver un concierto suyo acústico tras el cual pude charlar con Ana (sí todos tenemos momento fan aunque he de decir que los míos van más encaminados a saludar respetuosamente y dar las gracias por lo que hacen). Quizás de una forma ilusa o inocente, siempre me he sentido conectado a las canciones de LBQ. En sus ya cuatro Lps (considero este último una pieza en su totalidad) he navegado largo y tendido en mil pensamientos, rencores, amores, pasos de baile y divagaciones.
Admito que la parte más "bailonga" siempre me ha parecido menos cercana a mi forma de sentir la música, sin embargo, las letras (que para mí son claves) continuamente me han dado que pensar y que sentir.
Este viernes dará un concierto en la Joy Eslava de Madrid. Cerrando su gira mientras ya preparan el nuevo material, los 3 componentes actuales del proyecto, darán un repaso por todo este mundo extraño, ensoñador y burbujeante que LBQ pinta con acierto, con susurro. Yo, posiblemente, seré uno más de los cientos de espectadores que allí se juntarán. Podré compartir la experiencia comunal del concierto pero os aseguro que habrá algo más. Mi visión particular de estos poderes extraños hechos canciones, mi sensación única a través de esas letras perturbadoras y mis ganas de vivir, se fundirán en una hora y media de amor musical por lo diferente, por lo verdadero.
Toe
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